Habilidades y gestión de emociones

29/04/2022

Los seres humanos estamos hechos de un sistema de gestión que trabaja con las sensaciones y emociones, a partir del cual nos servimos para darnos cuenta cuando estamos frente a un conflicto. Las sensaciones que experimentamos actúan como un barómetro dejándonos ver cómo estamos internamente. si por ejemplo nos tomamos las cosas muy seriamente dejándonos llevar por nuestra personalidad mal enfocada, entonces creeremos que es algo muy positivo y que no necesitamos hacer ningún ‘ajuste’.

Cuando vemos que la vida nos presenta situaciones que nos hacen sentir enfadados, deprimidos, con resentimiento, frustrados o estresados, entonces este sistema de gestión interno nos debería poner en alerta diciéndonos que estamos en un estado desequilibrado fuera de control. Perderemos nuestro centro o punto de vista  dejándonos llevar por la mente y la emoción. Aquí necesitamos hacer un ejercicio de control mental, y pensar en esas emociones tan negativizadas como en las luces de freno traseras del coche. Necesitamos parar.

A veces nos ocurre que cuando nos paramos a analizar las emociones negativas que sentimos, cada vez más se nos acumulan otras que alimentan la tensión interna. Se produce una situación de análisis y parálisis poco productiva. Por ello muchas personas intentan reconducirse ‘atravesando’ este estado hacia la serenidad. Para ello no hay que hacer como si esas sensaciones negativas no existieran, sino saber que las razones por las que nos sentimos tristes, estresados u otra cosa es que nos tomamos la vida demasiado en serio. En estos momentos hay que dar un paso atrás y recordar que la vida no es una emergencia a no ser que uno mismo decida lo contrario.

Nos puede llegar una persona que haya tenido un mal día y ‘pasarnos’ ese estado de ánimo sin más. Esto nos puede suceder cuando nos encontramos desprevenidos u ocupados: ese ‘contagio’ de emociones se produce como un imprevisto. Es muy fácil perder la perspectiva de todos los momentos dramáticos en los que nos vemos envueltos cada día. Recordar que no tenemos porqué ‘contagiarnos’ de lo que nos traen los demás es un buen método para evitar enfrentamientos. Podemos estar en toda conversación con cualquiera sin por ello estar expuestos sin más a quedarnos con emociones que no nos pertenecen. Pero para ello tendremos que saber cuáles son nuestros límites y tener responsabilidad en ese proceso en concreto. Y esto puede suceder de parte de nuestros familiares, en el trabajo o con amigos o vecinos y extraños que nos encontramos.

Y una vez más para ello hay que saber qué nos están transmitiendo los demás para que luego no nos sintamos resentidos, victimizados o superados por las circunstancias. Porque simplemente con descolgar el teléfono, estando demasiado ocupados para hablar, es una forma de intoxicarnos con una emoción. En ese momento estamos dando paso a una interacción en la que vamos a dedicar nuestro espacio, tiempo y capacidad mental del momento presente. Lo mismo ocurre cuando nos podemos sentir ofendidos o criticados.

Y por ello, cualquiera de nosotros puede desarrollar esta habilidad. Cualquiera de estas situaciones que se nos presenten se sumarán a nuestra experiencia como personas, lo que incrementa el valor, la competencia y la eficacia. Es una cuestión de elección, pues cualquiera que se encuentra con la emoción negativa de otro puede quedársela o deshecharla.

Nos puede reforzar la idea de que todo tiene un principio y un fin: se supone que siempre es así en cuanto a todas las relaciones y las emociones que se nos presentan. Cada humor, pensamiento, sensación o emoción llega y se va; uno reemplaza al otro. Esto puede ser también bastante liberador para una persona. Nuestra decepción se manifiesta de dos maneras: cuando sentimos plenitud o placer no dura para siempre, o cuando experimentamos dolor queremos huir en seguida de ese estado.
La infelicidad es la lucha contra el flujo de las experiencias que nos vamos encontrando. Por ello es muy constructivo experimentar cada cosa con la conciencia de que la vida es una cosa detrás de la otra; un momento presente seguido de otro. Cuando algo sucede y lo disfrutamos, siempre será sustituido por otra cosa distinta. Si se es consciente de esto último, cualquier individuo encontrará el equilibrio a pesar de todo.
O si uno experimenta dolor o amargura, también pasará de largo aunque en ese momento -una vez más- no seamos conscientes de ello. Mantener el coraje y la perspectiva en la adversidad es lo único que cuenta. No siempre es fácil pero ayuda bastante.

(copyright) Jorge Rubio Bores · Fundación Proyecto Joven®

 

https://proyectojoven.org/wp-content/uploads/2021/05/footer.png
Contacto
¿Te Ayudamos?
Si crees que necesitas nuestra ayuda, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.
https://proyectojoven.org/wp-content/uploads/2021/05/Sello-cumplimientoULTIMO-01-01-160x160.jpg
Redes Sociales
Síguenos en:
Entérate día a día de todo lo que sucede en Proyecto Joven.
pay pal donar proyeccto joven

Proyecto Joven. Todos los derechos reservados by Fiebre

Proyecto Joven. Todos los derechos reservados by Fiebre

×

¡Hola!

Nuestro horario de atención es de 09:00h a 15:00h

×